EXPERIMENTO #1.19.21.5 ... tal vez el estar incómodo es estar realmente vivo, y el resto del tiempo no lo estás"

(Entrevista hecha por Laura Ríos en 1992, cuando todavía no había internet, ni celulares, ni edición digital, ni equipos de cómputo portátiles.)


En 1992, Edouard Lock, uno de los coreógrafos más importantes de la escena dancística contemporánea, director de La La La Human Steps presentó El Infante se destruye en la Sala Miguel Covarrubias de la UNAM, dentro del IV Festival del Centro Histórico, causando revuelo. La vi tres veces, la tercera vez me ofrecí a recoger equipo a cambio de una entrada. Al terminar la función comencé a levantar cables, al cabo de una hora no podía más, los cables eran pesados y muchos. Los técnicos sólo rieron y me condonaron el compromiso.
La puesta en escena era impresionante, con un despliegue tecnológico deslumbrante: líneas de luces blancas, el teatro desaforado, proyección de video en una pantalla gigante, una serie de bailarines con un gran despliegue de energía, y la banda berlinesa Einstürzende Neubaten. Las llamadas no fueron como las convencionales: el telón estaba abierto y se escuchaba la batería que nos hacía voltear la mirada al escenario y ver a Louis Lecavalier dar un tour jeté horizontal. Los movimientos de los ejecutantes eran extremos, correspondían a impulsos y no a formas. Las mujeres cargaban a los hombres, en los videos había una fuerte carga sexual, cargada de símbolos, se veía sangre, cuchillos, destrucción, esperanza, lo que Patricia Cardona, crítica de danza, llamó “El misticismo del orgasmo”.
Edouard Lock rompía en el escenario con los esquemas de la danza formal, ofreciéndonos una danza que partía de impulsos e instintos, donde hombres y mujeres jugaban el mismo rol, una danza que, también por su contenido, estaba en tono con los cuestionamientos y preocupaciones que empezaban a surgir del acercamiento del fin de siglo. Un momento también cercano a la caída del muro de Berlín. En México además, se cumplían 500 años de la conquista española trayendo un sinfín de reflexiones y preguntas sobre nuestra identidad. Los valores hasta entonces planteados eran derrumbados, no había un espejo donde verse con claridad. El sufrimiento en la danza era sustituido por el placer y lo que para muchos era agresivo para otros representó la esperanza de verse identificados con movimientos que denotaban otra velocidad, otro ritmo, visionarios de un ciclo en la historia de la humanidad que estaría caracterizado por el constante movimiento, la inundación de información, sin anclaje en alguna ideología en búsqueda de una identidad propia y cambiante, como tampoco el espectador podía mantener la vista fija en algún punto, y se veía obligado a elegir qué ver.
Invité a Edouard Lock a una entrevista al programa Generación Noventa del 105.7 FM. Argumentó que estaba enfermo porque algo de la comida mexicana le había caído mal. Insistí e insistí hasta que por fin me citó en el lujoso hotel capitalino donde se hospedaba para concederme la entrevista, la cual sufrió muchos accidentes: la entregué a una revista de danza y de pronto la vi publicada con otro nombre. Más tarde intenté publicarla en el suplemento cultural del diario El Nacional. Se quedaron con mis fotos o simplemente las perdieron, el diario desapareció y nunca la publicaron. Uno o dos años después logré publicarla en el suplemento Acento X del diario Unomasuno, la presté a un amigo y nunca logré recuperarla. Perdí el cassette de la grabación, pero por fortuna me quedó un borrador de la entrevista. Quizás hay algunas preguntas que hoy en día resultan innecesarias, pero tomando en cuenta que fue hace 22 años cobran sentido. Lo que Lock me dijo en aquella entrevista no lo he olvidado. Sus respuestas me dieron identidad y sentido. Aunque quizás alguna pregunta hoy en día resultaría innecesaria, lo que dijo Lock tiene vigencia.
Ahí les va:
Lock bajó del escenario, y después de los acostumbrados contratiempos nos encontramos en la habitación que ocupó en un lujoso hotel capitalino durante su estancia en México.
La agresión parece ser un ingrediente importante de algunas de las manifestaciones artísticas actuales, tal es el caso de la tuya ¿no es así?
La agresión tiene muchos componentes. No es mi intención ser violento, lo que ves es simplemente danza rápida, con movimientos grandes y extremos, lo cual es recibido con mayor impacto. Si la danza no desarrolla un punto de vista extremo, si es conservadora y predecible, morirá.
En este espectáculo los roles sexuales no están diferenciados, las mujeres son presentadas con la fuerza del hombre y los hombres transmiten cierta energía femenina, ¿por qué?
Las mujeres no tienen pasos débiles. Ha habido una ecuación entre debilidad = femineidad y masculinidad= fuerza. Esto no tiene que ver con estereotipos sexuales. Simplemente, en mi espectáculo el mismo movimiento lo tienen hombres y mujeres, porque no hay tal diferencia aunque la política se empeñe e hacerla.
¿Cómo concibes a la sexualidad?
En esta sociedad todo tiene un uso, la sexualidad no. No es algo funcional. Tiene que ver más con la percepción y el deseo. Eres atractivo para alguien o no, eso es lo único verdadero. No puedes fingir.
“El infante se destruye” (producción de 300 mil dólares, en la que además de danza hay elementos de cine, video, música grababa y en vivo) ¿es un performance o un espectáculo multimedia o danza o qué?
Hablar de danza es muy restringido. Situar mi trabajo es difícil, sólo hago lo que me gusta. Cualquier opinión lo definirá. No importa. Utilizo la tecnología para ciertas cosas, como el crear imágenes que necesito. Eso es todo. Podría presentar pura danza y muchos estarían conformes, pero creo que es más interesante cuando el espectador escoge lo que quiere. Este espectáculo es muy complejo como para que exista sólo un punto de vista.
Tengo entendido que participaste como coreógrafo y director artístico en la gira “Sound and Vision” de David Bowie, ¿encuentras diferencias entre la danza y el rock?
Cuando trabajas para un artista de rock´n roll tienes que considerar que el público tiene expectativas y asociaciones personales con las canciones. En lo que yo hago sucede lo opuesto: el espectador no sabe qué esperar, está abierto a cualquier cosa. Son aproximaciones diferentes.
¿Has descubierto qué es lo que tratas de decir con tu arte?
No sé, no sabemos qué significan los árboles o las mentiras. Nunca lo sabremos. Siempre me cuestiono pero eso sólo trae más dudas. El arte no funciona como tú lo planeas porque entonces se convierte en un sistema cerrado, es como cerrar la ventana y no respirar aire nuevo. Tienes que estar abierto a la contradicción. Si crees que entiendes todo estás en un grave problema. El arte es algo que fluye a través de ti. Creación es un término muy pretencioso. Uno no crea de la nada.
¿Qué puede dar el arte?
Todo lo que el arte ofrece son percepciones desequilibradas. Tu vida cotidiana se rompe cuando entras al teatro. A partir de ese instante es como si despertaras y después de ese rato inútil –porque entrar a una función no tiene ningún uso– quizás te encuentres contrariado por no entender del todo lo que viste ¿y luego?
Dormirás otra vez. La gente duerme la mayor parte del tiempo y sólo tiene una idea de lo que es la vida, pero no lo piensa mucho; así es más fácil. Sin embargo, tal vez el estar incómodo es estar realmente vivo, y el resto del tiempo no lo estás.
Sí, existe cierta enajenación, en lo que debiera mostrarse interés no lo hay y viceversa. ¿No temes que tu trabajo no sea valorado?, ¿no te preocupa trascender?
La idea de permanencia es tonta. Sabemos que en algún momento moriremos y nada nos llevaremos. El querer permanecer tiene que ver con miedos. La sociedad está construida alrededor de ellos y te hace creer que trabajar para obtener dinero evita el sufrimiento, la vejez o la misma muerte, pero ello es inevitable y es mejor no evadirlo.
Lo único permanente es la impermanencia. Es bueno saberlo porque si un día te sientes mal o cometiste un error, eso se irá, sólo tienes que olvidarlo. Nada permanece. De hecho siempre eres capaz de empezar otra vez. Recordar no funciona.
¿Podrías hablar de tus influencias?
Nunca imaginé hacer lo que ahora hago. Mis influencias no son claras. Leo, escucho, veo cosas, no retengo nombres, no es necesario. Simplemente somos beneficiados por el importante quehacer de otros. Además, no siempre hay relación entre lo que absorbes y lo que resulta. Puedes comer una hamburguesa, que es basura, y después tener un pensamiento maravilloso.
¿Qué es lo que más odias?
Odio la idea de verdad. La verdad lo es sólo por un momento o porque mucha gente lo cree así. Nunca creas por completo lo que ves. Actualmente la gente se enamora de una imagen, no importa lo que en realidad sea. Todos manipulamos imágenes. Hay una vasta cantidad de ellas y esa es la comodidad más exportable en la sociedad, en la guerra, en la paz, en la política, en el arte… en todo. La única diferencia es que la imagen artística no es clara, otros la presentan de una manera muy definitiva.
Edouard Lock es uno de esos que se acercan a lo ficticio por su modo de pensar y hacer, porque asumirse como ser humano no es sencillo. Proviene de una familia judía de Casablanca (su madre es española y su padre marroquí). Llegó a Canadá a los tres años. Antes de dedicarse a la danza hizo estudio de cine. Incluye en su espectáculo música de Skinny Puppy y del grupo alemán Einstürzende Neubaten, entre otros. Ha participado con su compañía en espectáculos altruistas y además ha sido comisionado por reconocidos grupos como el Ballet Teatro de Holanda. Lock se abre y … sólo fluye.

Comments

Unknown said…
Ah!! gracias por publicar mi entevista. Una entrevista que me ha marcado, que me ha acompañado en mi quehacer artístico. Estaba gugleándola porque quería refererir un párrafo y me encontré con este blog. ¿quién eres?, pero GRACIAS a ti pude encontrar esta entrevista en la red.

Saludos!

https://www.facebook.com/laurariosdanza/